Lavame Sucio

La muñeca Barbie es un símbolo que la cultura norteamericana trasladó a todo el mundo. Un estereotipo de mujer que a lo largo de las décadas ganó fuerza y marcó un estilo definido, que con solo la mención de la palabra "Barbie" no necesita mayor explicación.
Este año la muñeca, que por supuesto no es un solo modelo, sino que lo hay por cientos, además de toda una gama de accesorios y productos de merchandising que podrían enumerarse utlizando cincuenta blogs al mismo tiempo, cumplió cincuenta años de vida.
Por este motivo la empresa Mattel, que de perder dinero es una adelantada por usar pinturas con plomo "sin saberlo" (pero era más baratas, decía el supervisor de calidad mientras lo empujaban hacia la puerta de salida) estaría por afrontar un nuevo escándalo.
Al parecer intentaron crear una nueva línea de productos, pensando sobre todo en aquellas niñas hoy mujeres que comenzaron a darle vida al imperio Barbie, cincuenta años atrás. Tras numerosas ideas que se arrojaron sobre la mesa del directorio, parece que eligieron la peor.
Nada menos que lo que dieron a conocer como Barbie-túricos, una línea comercial de sedantes orientada a la mujer, para ayudarla con el stress que día a día hace sufrir a mayores personas.
Pero aparentemente se habría el departamento de Logística de Mattel y enviado los primeros cien mil pedidos a jugueterías en lugar de farmacias y las madres, creyendo que era un producto para sus niñas, los habrían comprado.
Resultado, cientos de miles de niñas sedadas en todo norteamérica.
Mattel, más vale que saques la línea de despertadores Barbie, que si no quedan al horno.