Lavame Sucio

Todo ser humano tiene su lado artístico, su recóndito lugar del alma que esconde su prosa creativa. El ser humano, tiende a utilizar la imaginación para alcanzar metas imposibles y es así que podemos explicar cada uno de los maravillosos inventos que han sido producto de la mente del hombre.
Pero a veces, nos quedamos cortos con los nombres o bien, nos equivocamos a la de darle sentido a una palabra. Nuestros creativos, seres de gran talento y alta haraganería, nos señalaron en un momento de ocio lo errado que estuvieron los publicistas o personal de marketing de Bayer que eligieron el nombre Actron para sus cápsulas de ibuprofeno.
Ante nuestro automático ¿por qué? dado que es un nombre original y fuera de lo común en el campo farmaceútico (que nos obliga a nombres que resulten fáciles a la hora de identificar la droga del que están compuestos) nos respondieron con una gran argumentación.
Lo primero que nos dijeron: la palabra Actron tiene fuerza. Efectivamente, la tiene. Pronuncien Actron una y otra vez, primero mentalmente y luego en voz alta. Miren si no hay nadie cerca, claro, van a quedar como unos payasos.
Segundo, que no relacionan el "on" final con una mejora del ibuprofeno, más bien con palabras tales como "cagón" ó "cagadón".
Y tercero, la cápsula tiene forma de supositorio.
Por ende, llegaron a la conclusión que la gente de marketing de la empresa alemana le erró como vizco al mate y en lugar de bautizar un analgésico con ese nombre, tendrían que haber creado un laxante.
Incluso nos dieron el eslogan.

Actrón.
Nosotros hacemos la fuerza por usted.


Y si, concluimos que la decisión de Bayer fue una cagada, por más que la postura de nuestros creativos sea la que realmente nos lleve a ese resultado. Paradójico.